Cada 30 de noviembre, la isla de San Andrés se llena de alegría y devoción para rendir homenaje a su santo patrono, el apóstol Andrés. Esta fecha especial, que une la fe, la historia y la cultura, resalta la profunda conexión de la isla con el mar y su comunidad pesquera.
San Andrés, uno de los doce apóstoles de Jesús, nació en Betsaida, una localidad pesquera junto al Mar de Galilea. Antes de ser llamado a seguir a Jesús, Andrés era pescador, motivo por el cual es considerado el protector de quienes ejercen esta labor. Según las Escrituras, fue discípulo de Juan el Bautista antes de conocer a Cristo, y a través de él, su hermano Pedro también llegó a ser apóstol.
Martirizado en Patrás, Grecia, alrededor del año 60 d.C., San Andrés fue crucificado en una cruz en forma de "X", símbolo que se refleja en la bandera de San Andrés. Este emblema azul cielo con la cruz blanca heráldica recuerda su sacrificio y devoción.
La fiesta patronal del apóstol Andrés se celebra desde los primeros días de la colonización española. Según historiadores de la isla, el navegante Lope de Olano llegó a la isla el 30 de noviembre de 1510. Por coincidir con el día del santo en el almanaque cristiano, la isla recibió su nombre en honor al apóstol.
Antes de este bautismo cristiano, los indígenas miskitos la llamaban Nahua. Durante la colonización inglesa, fue renombrada como Henrietta en honor a una reina consorte de Inglaterra.
La celebración de San Andrés es una combinación de religiosidad y expresión cultural que refleja la rica historia de la isla. El evento no solo honra al santo patrono, sino que también destaca la importancia del mar en la vida de los isleños.
Entre las actividades organizadas por la Gobernación del Departamento Archipiélago se incluyen: tedeum, carrera de caballos, música típica y conciertos, actividades culturales y académicas, tarde de mar, Reinado del Coco y Día de las Colonias. Además se declaró Día Cívico, mediante el Decreto 0695 del 27 de noviembre de 2024.
La devoción al apóstol Andrés es un recordatorio del espíritu resiliente de los isleños y su amor por la tierra que habitan. Más allá de su simbolismo religioso, la celebración fortalece la identidad cultural del Archipiélago, promoviendo valores de unidad, preservación y orgullo por el legado histórico.
En palabras del apóstol al ver la cruz donde sería martirizado: "Yo te venero, oh cruz santa, que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro."
La celebración del 30 de noviembre no solo honra a San Andrés, sino que también reafirma el compromiso de los isleños con su historia, su fe y su amor por el mar.
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