San Andrés, Providencia y Santa Catalina: el destino sostenible que Colombia debe reconocer
- Redactor
- 9 ago
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Viajar de forma sostenible ya no es solo una tendencia: se ha convertido en una prioridad para los colombianos. De acuerdo con el Informe de Sustentabilidad y Viajes 2025 de Booking.com, el 99% de los viajeros en el país expresó su intención de tomar decisiones más responsables en sus viajes, y un 69% ya ha empezado a cambiar sus hábitos para hacerlo posible.
El turismo consciente gana terreno, y cada vez más destinos adoptan prácticas que permiten vivir experiencias auténticas, dejar una huella positiva y generar beneficios reales para las comunidades locales. En ese panorama, Booking destacó varios destinos colombianos que están promoviendo sostenibilidad en su oferta.
Sin embargo, resulta llamativo que el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina no aparezca en esta selección, pese a ser un territorio del país declarado como Reserva de Biosfera Seaflower por la UNESCO. Esta distinción internacional reconoce no solo su extraordinaria biodiversidad marina y terrestre, sino también los esfuerzos por consolidar un turismo responsable en equilibrio con las comunidades raizales y el patrimonio natural.
Más allá de sus playas paradisíacas y su mar de siete colores, el territorio insular se ha posicionado como un escenario clave para el turismo sostenible en Colombia. Aquí, los visitantes pueden vivir experiencias únicas: desde recorrer los manglares en kayak con guías locales, hasta disfrutar de la gastronomía tradicional preparada por comunidades isleñas, aprender sobre la cultura raizal y participar en actividades que promueven la conservación de los ecosistemas.
El destino sostenible de Colombia debe ser, por excelencia, el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, porque representa un modelo de turismo donde naturaleza, cultura y hospitalidad conviven en armonía.
Al final, sostenibilidad significa que cada decisión de viaje cuente: apoyar a prestadores locales, reducir residuos, elegir experiencias auténticas y cuidar la riqueza natural de las islas. Esa es la verdadera brújula que debe guiar al viajero consciente.
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